¿Cambio de personas o de orientación en el Gabinete?
Por Arturo Ojeda S.
Son diversos los argumentos que se pueden esgrimir para continuar impulsando la realización de cambios en el Gabinete ministerial, algunos argüirán las encuestas, otros la lentitud en el cumplimiento de metas, pero a mi entender el más sólido es el del agotamiento, no precisamente el físico, como algunos enarbolan por ahí, sino el de las ideas. Muchos de los actuales ministros ya no tienen nada nuevo que mostrar, sus orientaciones “ya están agotadas”. Se necesitan nuevas ideas para enfrentar los problemas del país.
Es cierto que estamos creciendo y con una velocidad impresionante, puedo decir que somos como un auto que ya cogió viada, y quien nos vea desde afuera se quedará gratamente impresionado, como viene ocurriendo efectivamente. Sin embargo, otra es la historia “dentro del carro”. Adentro no todo está parejo, y dejando de lado el sentido figurado, debemos manifestar la enorme deuda que aún se tiene en los programas sociales de lucha contra la pobreza y en pro de la generación del empleo.
Tanto el presidente de la República como el del Consejo de Ministros, se han venido dedicando a incentivar la inversión extranjera y el crecimiento económico, hechos a todas luces bien logrados. Empero, existe una enorme deuda social interna que muy lentamente se viene atacando. Diferente sería si existiera una mayor dedicación a la lucha contra la pobreza y a la generación de empleo para las grandes mayorías.
La prioridad en la atención de los conductores del gobierno han venido dándose en los sectores de la inversión y la producción, por contraste los indicadores sociales que afectan a las grandes mayorías siguen estando en rojo, en especial aquellos que se refieren a la calidad de la educación, la salud, la promoción social y el empleo precario y rural.
Ahora que se habla de recambios en el Gabinete, no debe tratarse solamente de cambio de personas, en el sentido táctico, sino de orientaciones, en el sentido estratégico. La economía ya comenzó a marchar, como en “piloto automático”, ahora se requiere el viraje a priorizar las políticas sociales, dándoles más respaldo y atención, de la misma manera que se hizo con las inversiones.
Recordemos que así como en el fútbol los equipos se arman de atrás para adelante, es decir con un buen cimiento en la defensa, los Estados deben organizar sus políticas reposando en buenas y efectivas políticas sociales. La economía, como las delanteras en el fútbol, podrán dedicarse así a “anotar sus goles” sin tener que dedicarse a retroceder a “apagar incendios”.
Lima, 15 de noviembre del 2007.
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